Ayer diecisiete de noviembre del 2011, Inma Arrabal nos acariciaba con un nuevo libro de Poemas, cuyo título “Cruzar el Umbral” es ya por sí mismo una invitación a la sabiduría del alma, esa sabiduría que a menudo nos es incomoda pero que permanece en nosotros y que llegado el día hemos de afrontarla con toda la dignidad y valentía de la que somos capaces.
Hablar de Inma Arrabal no es para mí tarea fácil, el cariño que emana de sus versos, de sus manos escribientes, de esos ojos que penetran, no me permiten ser objetivo, aunque en verdad el concepto de subjetividad, en este caso, es relativo cuando dejamos de lado la razón y nos permitimos que hable el alma.
Carlos Duarte no podía describir mejor la riqueza del lenguaje que utiliza Inma Arrabal, pero también ayer, en boca de Alfonso Levi, todos los que tuvimos la suerte de asistir al nacimiento de su nueva obra sentimos el calor del hogar, pero ese calor que solo es posible percibir a medida que se desgrana letra a letra, verso a verso, el sentimiento, que no el pensamiento, de nuestra querida Inma Arrabal.
Cuando penetras en sus versos sientes que todavía existen almas que , a voz de pregonero silencioso, nos hablan del sentimiento humano.
