lunes, 17 de enero de 2011

TAMBIEN YO HE TENIDO UN SUEÑO








Al igual que Martin Luther King, aquel 28 de agosto de 1963, también yo he tenido un sueño, ( I Have a Dream). He soñado con un país sin fronteras; he soñado que las lenguas no nos separarán porque no nos serán impuestas; he soñado que nuestras almas podrán caminar de la mano porque las razas, las religiones, los credos y las culturas nos unirán en lugar de separarnos. He soñado que los niños podrán ser niños, que los jóvenes podrán manifestar su amor sin que nadie se escandalice, he soñado que las familias crecerán en libertad, que los padres se sentirán orgullosos de serlo, que los mayores podremos mirar el futuro con esperanza porque habremos sido capaces de dar a nuestros hijos la capacidad de ser ellos mismos desde la esencia de su libertad. He soñado en un hogar cuyo techo sea el cielo, como el que cantaba John Lennon en aquella preciosa melodía de “Imagine”. Como él, también tú puedes pensar que soy un soñador, pero no soy el único, y espero que un día te unas a nosotros y el mundo vivirá como un todo,  porque como canta Facundo Cabral, ¡hay tantas cosas para gozar! y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo; además, el Universo siempre está dispuesto a complacernos. Pero, las palabras no son hechos, de nada servirían las voces de nuestros cantautores por la libertad, de nada servirían las vidas segadas como las de de un Víctor Jara, si sólo fuesen un recuerdo. Hora es ya de levantarnos del sueño de la nostalgia, hora es ya de que la voz de nuestro corazón no se quede ahogada, ha llegado la hora de la ilusión por un mundo mejor, pero no depende sólo de mí, es necesario que nuestras almas se unan para emprender el camino de la Libertad, esa libertad que nos ha de llevar a una nueva democracia, una democracia sin imposiciones, sin intereses creados, una democracia que nos permita una sociedad libre, en la que todos y cada uno de nosotros nos sintamos partícipes, en la que nadie se sienta en tierra extraña, una sociedad en la que nuestras almas sientan la brisa de ser cada uno por si mismo, una sociedad en la que los conceptos dejen paso a la esencia que reside en nuestras almas, una sociedad que, cuando piense en las almas de las personas, sea políticamente correcta, una sociedad en la que las religiones no sean dogmáticas, en que el fundamentalismo de paso a libertad y cada uno pueda elegir el camino que le ha de llevar al bienestar.
Pero, como decía antes, las palabras no son hechos. Hemos de ponernos en marcha, la marcha de la libertad; hemos de unir nuestras voces y nuestro esfuerzo para que, desde la responsabilidad individual, inlcuida la de los jóvenes, podamos dejar como herencia a nuestros hijos, una sociedad que les dé la posibilidad de sentirse plenamente universales.

Josep M Asensio

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